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CEDESA es la Sede Nacional del IALA México

Para fortalecer la vida y la cultura de las comunidades y organizaciones del movimiento campesino indígena, en el Centro de Desarrollo Agropecuario CEDESA fue inaugurada la sede nacional del Instituto Agroecológico Latinoamericano IALA México.


El sábado 10 de febrero quedará en la memoria de las campesinas y campesinos de la Cuenca de la Independencia, con la inauguración de este Instituto que capacitará para conservar los valores de la vida campesina e indígena.


En la inauguración, la directora de CEDESA, Mercedes Páramo Sánchez, dijo que “CEDESA sigue siendo un espacio abierto para las comunidades indígenas y campesinas, ya no solamente de nuestra región sino también a nivel nacional e internacional”.


Tras varios días de trabajos en el Centro, representantes de los IALAs de Chihuahua, Michoacán, Guanajuato, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Ciudad de México, acordaron que CEDESA sea la sede nacional de este Instituto que tiene presencia en toda América Latina y otros continentes, de la mano de la organización Vía Campesina.


Las actividades de los IALA no se limitan a la producción sino que también responden a: sanar, habitar, intercambiar, cocinar, ofrendar; que conduzcan a romper la imposición de la lógica de la agroindustria y la ganancia por encima de la vida, los derechos territoriales, de las comunidades indígenas y campesinas.


Durante la inauguración los representantes de los IALAs territoriales de México dieron su testimonio sobre lo que representa la agroecología para sus regiones.


Abel Suaste, del IALA Cuenca de la Independencia, explicó que la Sede Nacional estará enfocada en una educación con “temas como la defensa del territorio, los territorios apícolas, la soberanía alimentaria, y que todo debe ser en la dinámica de la agroecología”.


Gabriela Linares, del IALA de Oaxaca, destacó que las resistencias de los IALAs territoriales “es desde la raíz, desde las entrañas y el corazón de los territorios que habitamos. Son muchos los conflictos que pretenden que se abandone la tierra y que se merme de esta manera la capacidad de defensa de los territorios ante múltiples amenazas que amenazan la vida y que pretenden saquear nuestros territorios”.


Señaló los conflictos como la minería, las súper carreteras, los campos de energía eólica, las represas, la biopirateria de los conocimientos ancestrales comunitarios por las grandes industrias. Estas agresiones “nos impactan pero no nos inmovilizan”, agregó.


En su participación, Liliana del IALA Guerrero destacó que en el mundo 70 por ciento de los alimentos son producidos por familias campesinas, lo que hace fundamental la formación, la transmisión y el rescate de los saberes comunitarios. Sin embargo dijo estar preocupada de que casi la mitad del maíz que se consume en México sea importando, “siendo que México es donde las familias campesinas descubrieron el maíz”.


Álvaro Salgado, parte de la coordinación de los IALA, recordó que desde hace 50 años “las políticas públicas desmantelaron nuestra soberanía alimentaria”, convirtiendo a los campesinos “en productores especializados de café, maíz, granos. Se les fue arrebatando esa identidad milenaria heredada por los antepasados”.


Estas nuevas condiciones generaron la ilusión de que “era mejor importar alimentos que producirlos, parecía más barato hacer eso, pero obedecía no tanto a una cuestión económica sino a la necesidad de colocar a México como un centro maquilador donde los jóvenes ya no fueran campesinos sino profesionistas, técnicos, empleados o trabajadores agrícolas, es decir, todavía de convertirlos de campesinos a productores, después dijeron que no sean libres, que tengan un futuro robado”, dijo Álvaro.


Remarcó que hoy en día 5 millones de jóvenes campesinos de todo el país trabajan en cultivos agroindustriales de agricultura protegida, basada en el abuso laboral y del agua, desde donde se producen alimentos que se exportan al extranjero. Sin embargo del extranjero llegan alimentos básicos como el maíz, “esa balanza comercial beneficia a algunos cuantos y perjudica a la población”.


Desde el IALA México se entiende la soberanía alimentaria como “la capacidad que tiene un pueblo, país, no un gobierno, en decidir qué comer, cómo comer, cómo producir, y qué sabores y calidades”, explicó Álvaro.


Finalmente, Álvaro advirtió que “si este país quiere tener un futuro digno, soberano, de paz, de justicia, de libertad, de calidad de vida, tendría que realmente iniciar un proceso de transformación a partir de la justicia con comunidades indígenas y campesinas. (...) recuperar la dignidad del movimiento campesino para que sean ellos los que digan cómo producir alimentos, qué alimentos producir, mercados locales de proximidad, justicia económica y, sobre todo, la fuerza campesina que está expresada en millones de jóvenes que van a dar su vida, su salud a los campos agrícolas, a los invernaderos, a Estados Unidos”.

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